domingo, 12 de diciembre de 2010

Match 08/12: A la vírgen en su día, crónica blasfema de un nuevo reencuentro


Pasadas las 20 horas del día miércoles (día de la vírgen, feriado nacional), el único estadio Monumental mítico y digno de escribirse con mayúsculas se vistió de reencuentro, de fútbol y de amigos; se escribió una nueva página en la historia de Lo Mejor es la Cancha.

Al momento de la llegada de éste cronista, los equipos estaban armados y el cotejo desarrollándose. Me empilché en naranja, para proyectar fútbol y paredes con Sebas, Lucas y Octa, y con la tranquilidad de tener a las espaldas a Juani y al Iaia, muros en distintas instancias que no hicieron fácil el trabajo de los verdes. Estos contaban entre sus filas a un tanto desgastado Roby, su amigo Pablo, un Custodio propenso a recibir caños, sumado a un Irizar que no tuvo la (dura) marca de siempre y un Esteban Campos que no llegó a conectarse demasiado con el Tanque Podzun.

No hubo escalas: el partido arrancó a máxima velocidad y fútbol. Claro que duro un par de minutos hasta que los brazos en jarra comenzaron a aparecer. Toque, pared y pase a la red era la táctica que mejor capitalizó el equipo naranja durante la primer mitad del partido. La velocidad meteórica del Rayo fue un gran problema para la defensa verde, que iba sin fundamentos y volvía sin... bueno, no volvía mucho que digamos: fácil tarea para contraataques fugaces y eficaces, circulando el balón con caricias de cuero que tenían el mismo destino. Aumentar la diferencia en el marcador. Tres, cuatro goles se distanció el naranja, que comenzaba a sufrir el desgaste de un frenetismo de fútbol que supo desplegar.

Entonces las grietas comenzaron a apreciarse: Iaia dió lugar a la justa rotación y el arco naranja fue vulnerable, así como la defensa de un Juani que sin la compañía de todo el equipo (ni de sus pulmones) no pudo aguantar. El verde se puso a tiro y dicen por ahí que llegó a empatar, pero no mucho más que eso. Los intentos de Roby quedaban truncos, Pablo intentaba remontar al equipo asistiendo reiteradas veces a elAle que con la pólvora mojada no fue el goleador que todos conocemos, y Kelvinator sólo atinó a pegar un par de patadas a los hermanos Martín, aunque su ida y vuelta fue de lo más firme del verde (así como su buzarda). El licenciado Campos mordía en ataque y aplicaba presión a la salida naranja, pero con un verde jugado en ataque, los contraataques se hicieron presentes para finiquitar su esperanza, mientras llegaba el canchero a buscar la redonda. Triunfo naranja.

Partido de mucha emoción, sin dudas, ida y vuelta constante más allá del dominio general del equipo Naranja, que además dibujó una joyita, el gol de la fecha que todos recordarán: a un toque, todo el equipo tocó la bocha, caño mediante con pisada a Custodio, hasta que luego de un pase cruzado de Blas el Rayo definió a un toque, como no podía ser de otra manera.

Párrafo aparte para la huída del carrito "El Amigo", en pleno Almagro, ahísito nomás del abasto y de Open Gallo... Cambiado por un carrito (sin peruanos, claro) de Dorrego y Alcorta, en Palermo. El barrio no muerde, che!

Saludos,
B.