Abrazo de gol

Final del mundial de fútbol. Brasil-Argentina. Partido empatado. Minuto 119 de alargue con gol de oro. Queda menos de 1 minutos para que finalice la segunda prorroga, ya se palpitan los penales. Argentina con un jugador menos. Explota la cancha, sobre todo en sus tribunas. Ochenta y cinco por ciento de simpatizantes de la verde-amarilha. Los brasileros tienen al equipo argento en un arco. Sin respiro, sin piernas y con poco aliento.
Nuevamente ataque brasilero, jugada casi perfecta. Por fortuna pega en el palo izquierdo de la portería argentina. La encuentra el libero albiceleste, pase de primera para el volante izquierdo argentino, tirado a una suerte de enganche mentiroso. Puntinazo al vacío con un arrastron de pocas promesas. La tiene visualmente dominada el defensor brasilero, en complicidad de miradas con su imponente arquero. Con una diagonal no esperada, el win derecho argentino deja sus últimas energías en busca de esa pelota. Pique corto, cargado de explosión. Tres metros en dos zancadas impulsadas por puro corazón. Queda poco físico pero mucha garra para un último estirón.
Domina el balón con la cara externa del pie derecho, la lleva casi acariciándola con el empeine. El tres brasilero mira sorprendido y queda estaqueado al terreno de juego. Sale el guardavallas agazapado con brazos extendidos, en una barata imitación a Hugo Orlando Gatti. El delantero amaga para adentro con su cintura y engancha para afuera. Lo deja desparramado y gateando en medio del área grande. Sin nadie más entre el arco y él (con su tribuna detrás), el win derecho bocetea en su mente el disparo. Cara interna, pie derecho. Pase a la red, exacto y sigiloso. Gol. Golazo de Argentina.
Enmudece el estadio. La tribuna argentina estalla con una onda expansiva cargada de papeles celestes y blancos. Gritos de gol con banderas y redobles de tango.
El win derecho corre a la esquina del corner. Frena y se deja caer sobre sus rodillas hasta chocar con el césped. Se arquea 45 grados sobre su columna, extiende sus brazos con los puños cerrados y abre sus manos tratado de abrazar al cielo, que también lleva sus colores. Embriagado de pasión y felicidad, cierra sus ojos. Todos sus compañeros corren a su encuentro para el festejo. Se tiran encima y se abalanzan hacia su cuerpo. Queda tirado, boca arriba y con los brazos abiertos. Y se abrazan, todos con todos y con ellos mismos.
Y entonces, en un acto de desvelo dentro de ese sueño, estira aun más sus brazos para contenerlos. Desgarra sus hombros, y logra con esfuerzo, abrazarlos a todos. Y piensa para sus adentros: esto no lo hice yo, esto lo hicieron ellos.

No encontré forma de expresar el gran abrazo que les quería dejar en este día, por eso lo describí con estas líneas, y con estos ejemplos.
Esta fecha la hicieron uds. En su día, en su golazo… Feliz Día!!!

El Rayo.

PD: Lo escribí para los muchachos cuando me mudé a Bahía Blanca (nunca lo postié), luego lo adapté para el día del amigo (mil perdones por la tardanza, pero tampoco lo subí para ese día). Hoy lo subo para inyectar algo de energías en esas ganas opacas de algunos referentes de LMELC y para recuperar, como en viejas épocas, la grosisitud perdida.